
Agosto del 2003 fue el mes de la decisión de renunciar al trabajo como redactor deportivo del diario Correo, en el que había apoyado más de ocho años al baloncesto y al estar desocupado quise seguir dedicado al deporte que practiqué muchos años.
Con ocasión de las elecciones del Comité de Mini básquet, pude integrar la directiva que presidió Luis Vargas García; primero en la labor de fiscal y después me desempeñé como vicepresidente, apoyando en la organización de los tres torneos.
De ahí volvió a aflorar la afición por el baloncesto y poco a poco fui conociendo gente ligada a la labor de entrenadores y árbitros de baloncesto para compenetrarme y ligarme a este apasionante deporte.
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